Lago amenazado
Aprovechando el
sustancial retroceso que el lago Poopó registró a finales del año
pasado, investigadores del Centro Latino Americano de Ecología Social
(CLAES) realizaron un estudio sobre los sedimentos y la calidad del agua
que aún queda en ese humedal. Si bien para nadie era desconocido que el
derrame de metales pesados y sustancias tóxicas que devienen de la
minería explica en parte la crisis ambiental que atraviesa esa región
del país, la investigación de CLAES ha permitido cuantificar este
fenómeno, al estimar que cada día se vierten al Poopó al menos 39
kilogramos (kg) de cadmio, 821 kg de arsénico, 73 kg de plomo y 4
toneladas de zinc.
Los
especialistas advierten que estos niveles de contaminación son muy
elevados, y sus impactos, cada vez más evidentes. Por ejemplo, la
mortalidad y las malformaciones entre el ganado y otros animales que se
alimentan de las plantas que crecen cerca del lago y beben de sus aguas
se han incrementado sustancialmente en los últimos años. Además, la
fertilidad de los suelos, pastizales y cultivos también se ha visto
seriamente afectada por la contaminación. Y todo ello, como es de
suponer, repercute negativamente en la salud y el bienestar de los
pueblos que habitan en inmediaciones del otrora segundo humedal más
extenso del país.
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